Paris - Palermo. Dialogues de láu-delà.
Las catacumbas de París son las estructuras de las minas que existían en la ciudad, originadas por la explotación de caliza desde la época romana. En el siglo XVIII sus túneles y galerías se convirtieron en el entramado subterráneo donde albergar miles de cadáveres que comenzaban a acumularse en los cementerios de la urbe. La decisión de trasladarlos responde en parte a la necesidad de liberar espacio y, por otro lado, a razones higiénicas.
En el recorrido por este dédalo, las paredes dejaron de ser de piedra, para convertirse en muros de huesos. Miles de personas estaban amontonadas con sus esqueletos anónimos desmembrados.
Con el paso de los minutos allí abajo, las osamentas dejaron de ser vestigios para convertirse en otra materia, una sustancia nueva fruto de la disposición en el lugar. A partir de su presencia se hacía cuestionable la descomposición de nuestro ser corpóreo a través de lo incorrupto, de lo que por sí solo no se desvanece sino que perdura, convertido en piedra como parte del mundo, de otra dimensión de la vida, de lo inerte.